domingo, 21 de mayo de 2017

La fiesta pagana

Todas las fotos son de mi cosecha
Creo que nunca lo he dicho en el blog, pero desde hace muchos años me gusta mucho Mägo de Oz y hace los mismos años que quería verles alguna vez en directo. Entre una cosa y otra lo había ido dejando hasta que supe que iban a hacer un concierto en Hospitalet de Llobregat (relativamente cerca de donde vivo) el viernes 12 de mayo y, además, gratis, por lo que me eché la manta a la cabeza y me fui a verles junto a mi hermana. El concierto estaba previsto para las diez y media, y nosotras a las siete ya estábamos esperando. Como el motivo del concierto era el Foro de las Culturas Populares y Tradicionales de Hospitalet íbamos a dar una vuelta por la feria, pero cuando vimos que ya había gente alrededor del escenario decidimos quedarnos para poder disfrutar de la segunda fila. 

Débler
Sobre las nueve y media hicieron la inauguración del foro y nos comunicaron que antes de Mägo de Oz tendríamos que escuchar a tres teloneros, por lo que la mayoría de asistentes nos echamos las manos a la cabeza, sobre todo al ver a dos cantantes de reggaetón que solo recibieron ignorancia y algunos abucheos por parte de los más heavies. A ver, yo entiendo que la intención de los organizadores era amenizar la larga espera, pero no llevéis cantantes de reggaetón a un concierto de heavy... No sé, quizá solo me parece fuera de lugar a mí. Pero después de estos desafortunados teloneros salieron a escena los noveles Débler para presentar su último disco, Somnia, producido por el propio Txus di Fellatio, batería y creador de Mägo de Oz. Admito que al principio ni fu ni fa, pero ahora que he escuchado el cd entero os tengo que decir que prometen muchísimo. Con un estilo potente y oscuro que atrapa, su nuevo disco está inspirado por la película de Tim Burton Sweeney Todd, y aunque me gustan varias de sus canciones, me quedo sin duda con La procesión de los borrachos, muy del estilo Mägo de Oz y con la participación de Zeta, su vocalista.

Y yendo ya con el concierto en sí, debo decir que sabía que me lo iba a pasar bien, pero os prometo que nunca imaginé que tanto. Estaba súper emocionada porque después de tantos años iba a ver por fin a Mägo de Oz en directo, y a pesar de que, lo admito, cuando me enteré de que iban a cambiar de vocalista fui escéptica y me mosqueé un poco, Zeta me terminó conquistando. Lo hizo antes del concierto (porque me documenté un poco para ir preparada y poder cantar a grito pelao') pero una vez lo vi y escuché en directo... Fue maravilloso y no me queda ninguna duda de que hicieron una magnífica elección de vocalista. Me encantó la decoración del escenario; eso de que llevaran al payaso diabólico que los acompaña en Ilussia y que había visto en tantos vídeos me emocionó mucho, y que no se limitaran a cantar solo las canciones de este cd, también. Cuando interpretaron La danza del fuego me puse a saltar como una loca, y cuando cantaron Desde mi cielo (que admito que no la había oído hasta ese momento) me eché a llorar (anda, yo llorando, ¿quién iba a decirlo?) como una descosida y pensaba que me daba algo allí. Y ya con Cadaveria, Vuela alto y La posada de los muertos me hicieron completamente feliz. 

Mägo de Oz
Ahora bien, yo no soy capaz de expresar aquí lo que sentí cuando escuché los acordes de La costa del silencio, la mejor canción de Mägo de Oz para mí y con la que los conocí en 2003. No sabía que la cantaban en los conciertos y de verdad que me moría por escucharla alguna vez en directo, así que cuando empezaron a tocarla se me pusieron los pelos como escarpias. Pensé: "grábala con el móvil para tener el recuerdo", pero fue un momento tan importante para mí que me dije que daba igual, que prefería vivirlo al cien por cien, cantarla a viva voz y saltando, porque quizá nunca volvería a vivirlo. Y tal vez sea una tontería muy grande, pero así fue como lo sentí en aquel momento y no me arrepiento en lo más mínimo. Y, como no podía ser de otra forma, terminaron con La fiesta pagana, el que se ha convertido en el himno del grupo y con razón, y que fue el colofón perfecto para un concierto maravilloso.

El cansancio tras casi siete horas de pie no fue nada en comparación con lo muchísimo que disfruté y lo afónica que me quedé porque valieron la pena todos y cada uno de los minutos de espera. Y, por supuesto, volvería a repetirlo con los ojos cerrados (tengo la intención de que se repita muy, muy pronto, la verdad). Espero que os haya gustado mi fangirleo máximo, pero ya me conocéis, así de intensita soy. 

¡Nos leemos pronto!💥

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